Tenemos a un gilipollas
Time: 04.30
—Tenemos a un gilipollas —dijo Big Joe.
Asentí con la cabeza y delante de mi mesa Big Joe y Willy el Lagarto arrojaron al paisano.
Tenía como 50 años y una larga trenza en la cabeza, a la cual le habían practicado una brecha de aireación con una botella y quizá algo más. Giraron al sujeto y observé una curiosa perilla y un bigote algo más largo de lo normal: era una especie de imagen oriental para un típico habitante del Sistema Solar. Les llamaban Híbridos de Fundición: una imagen muy de moda en la Tierra, pero que les convertía en carne de cañón en Athena y particularmente en Ostrich City.
Estaba un poco sonado del golpe, así que le despertamos con lo último en tecnología de interrogatorios: una patada en los huevos.
Para Big Joe fue un ejercicio intenso, por lo que no pudo evitar un sonoro pedo.
—Es la tensión, jefe —se disculpó. Había estado varios años intentando controlar sus Emisiones Kioto, como lo llaman ahora los manuales de medicina, pero con escaso éxito. Al comienzo de nuestra relación yo pensaba que no podría soportarlo, pero es increíble cómo acaba adaptándose el ser humano a cualquier circunstancia, por repulsiva y difícil que parezca. Y lo digo yo, que he soportado durante varios años las duchas de varias cárceles de Athena.
—Tenemos a un gilipollas —dijo Big Joe.
Asentí con la cabeza y delante de mi mesa Big Joe y Willy el Lagarto arrojaron al paisano.
Tenía como 50 años y una larga trenza en la cabeza, a la cual le habían practicado una brecha de aireación con una botella y quizá algo más. Giraron al sujeto y observé una curiosa perilla y un bigote algo más largo de lo normal: era una especie de imagen oriental para un típico habitante del Sistema Solar. Les llamaban Híbridos de Fundición: una imagen muy de moda en la Tierra, pero que les convertía en carne de cañón en Athena y particularmente en Ostrich City.
Estaba un poco sonado del golpe, así que le despertamos con lo último en tecnología de interrogatorios: una patada en los huevos.
Para Big Joe fue un ejercicio intenso, por lo que no pudo evitar un sonoro pedo.
—Es la tensión, jefe —se disculpó. Había estado varios años intentando controlar sus Emisiones Kioto, como lo llaman ahora los manuales de medicina, pero con escaso éxito. Al comienzo de nuestra relación yo pensaba que no podría soportarlo, pero es increíble cómo acaba adaptándose el ser humano a cualquier circunstancia, por repulsiva y difícil que parezca. Y lo digo yo, que he soportado durante varios años las duchas de varias cárceles de Athena.
***
Time: 04.33
Nos costó unos instantes que reaccionara, y algo más que nos dijera su nombre: Sal Huisman.
—Mierda —dijo Big Joe.
Un frío extraño me invadió. Sentí cómo se erizaban los pelos de la nuca. Habíamos enganchado al tío más buscado de la Galaxia.
—Sacadlo de aquí —dije.
2 Comments:
lubidulia dijo...
genial cómo has resuelto el cambio de narrador :) (Cómo lo hubieras hecho esto en papel?) Por primera vez tenemos una descripción de Sal, el hombre más buscado de la Galaxia... Esto empieza a ponerse muy interesante.
"Emisiones Kioto"...qué bueno! Y qué tipo más desagradable el tal Bill Joe.
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